Por Jorge Ebro
Si finalmente se confirma el pacto de José Miguel Fernández por $200,000 con los Dodgers, quedaría establecida una clara línea divisoria en términos de edad dentro del convulso mercado de peloteros cubanos.
Férnández, quien fuera miembro importante de varios equipos nacionales y perdió dos preciosos años debido a una suspensión, seguro tendría en mente otra cifra cuando decidió dejar la pelota de su Matanzas natal para intrincarse en el camino de los agentes libres.
«Cuando él se marchó y se anunció que buscaba llegar a las Mayores, se hablaba de millones», comentó una fuente de la industria del béisbol. «Pero desde el momento en que el apareció en República Dominicana hasta ahora, la situación ha cambiado mucho. Los equipos quieren juventud y solo juventud».
Si en el pasado los clubes miraban más la hoja de servicio y el nombre del pelotero, en estos momentos pesan más la edad al momento de firmar y lo que puedan mostrar en los múltiples showcases a que son sometidos.
Al caso de Fernández se uniría el de Yadiel Hernández, otro ilustre yumurino que hace apenas unos meses se unió al carro de Washington por $200,000, luego de dejar una exitosa carrera en Series Nacionales que le llevó a la escuadra élite de Cuba.
Igualmente, se esperan las firmas de otros conocidos peloteros de gran trayectoria en la isla como Luis Yander La O y Alexei Bell -este con experiencia en las Menores de Texas-, pero en ningún caso se esperan cifras fuera de lo ordinario o de la línea seguida con Fernández y Hernández.
¿Cuál es el denominador en todos estos nombres? Sobrepasan los 25 años.
Estos bonos y proyecciones contrastan mucho con los recibidos apenas unos meses atrás por jóvenes y desconocidos prospectos como Adrián Morejón ($12 millones, San Diego), Jorge Oña ($7 millones, San Diego) o Vladimir Gutiérrez ($4.75 millones, Cincinnati), entre otros.
La cifra de peloteros noveles que recibieron al menos más de $1 millón de parte de los clubes de Grandes Ligas es larga y posee otro denominador común: todos se encontraban por debajo de los 24 años y la mayoría por debajo de los 20.
«No es que los equipos no reconozcan que estos peloteros no tienen talento», apuntó scout de la Liga Americana. «Lo que no tienen es tiempo para pulir, para corregir. Los equipos prefieren un chico de 17, 18 y 19 años con proyección, donde puedes controlar más el riesgo y moldear a tu manera. Eso explica los bonos tan bajos, si fracasan, pues el daño no fue tan grande».
Una variante en esta ecuación es Yulieski Gurriel, quien a los $32 años vistió el uniforme de los Astros con un pacto de $47.5 millones, pero su caso resulta especial, pues estamos hablando del mejor pelotero de su generación y ya probado en Japón.
En el caso de Fernández, Hernández y todos los «veteranos», la probabilidad de establecerse en las Mayores se complica por días, pero existe esperanza, como bien lo demuestra el caso de Guillermo Heredia, aunque a sus 25 años se encuentra en la justa mitad entre prospecto y jugador maduro.
Tras firmar por un bono de $507,000 con los Marineros, el matancero -otro integrante de la selección nacional- se marchó a trabajar duro en las Menores y el 29 de julio del 2016 era llamado a Seattle.
Al menos, Heredia podrá contarle a sus hijos y nietos que jugó en la mejor pelota del mundo, que no es poca cosa.