Una de las grandes historias de superación entre los jugadores de sangre cubana en los últimos años ha sido la del receptor J.C. Escarra. De plantearse el retiro en el 2021 a estar a las puertas de conformar el roster de los Yankees de Nueva York para el venidero Opening Day.
Un momento decisivo en ese complicado camino de resurrección fue su paso por una de las más importantes ligas independientes de los Estados Unidos, la Liga Atlántica. Así lo ha reconocido el propio certamen, con un artículo en su página recientemente destacando su progreso.
Repasando el texto encontramos un dato poco divulgado. De más de 5200 jugadores de posición que han estado en esa justa, solo nueve han debutado en la MLB después de su paso por la APLB (siglas en inglés): James Lofton (2001), Bobby Hill (2002), Mike Glavine (2003), Stephen Drew (2006), Mel Stocker (2007), Brock Peterson (2013), Allan Dykstra (2015), Ildemaro Vargas (2017) y Ryan Court (2019).
Escarra cuenta con serias posibilidades de convertirse en el décimo integrante de ese selecto club. Su llegada a la Liga Atlántica aconteció tras ser despedido en el 2021, luego de cuatro campañas en las Menores con las filiales de los Orioles de Baltimore.
En ese momento consideró la opción del retiro y debió ejercer varios trabajos para salir adelante con su familia. Tras una experiencia en 2022 en otra liga independiente (Asociación Americana) y el béisbol de Puerto Rico, llegó ante sí la oferta del Gastonia Honey Hunters, de la APLB, y no la desaprovechó.
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Experiencia de J.C. Escarra en la Liga Atlántica
En el 2023 disputó 41 duelos con ese conjunto, ligando para .348 (164-57), con 40 anotadas, 14 dobles, 15 batazos de vuelta completa, 41 remolcadas, más boletos que ponches (22-17), .423 de OBP, .707 de slugging y 1131 de OPS. Fue premiado como el Jugador del Mes de abril/mayo. Su desempeño no pasó inadvertido y a mediados de junio fue fichado por los Toros de Tijuana, de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB).
J.C. Escarra siguió su buen momento y a su puerta tocó en el 2024 los Yankees de Nueva York. En 125 juegos entre Doble A y Triple A dejó un promedio ofensivo de .261, con 12 vuelacercas y 64 empujadas. En el pasado invierno fue el líder de los bateadores en la Liga Dominicana.
Ahora está cerca de firmar su debut en la Gran Carpa, algo impensado hace cuatro años. En dicho trayecto, la Liga Atlántica fue un antes y un después gracias a su bateo constante y su versatilidad guante en mano, una lección de vida para quienes piensan que después de jugar en ligas independientes ya pasó el mejor momento en la carrera de un pelotero.