Los años 2000 trajeron una generación talentosa de jugadores jóvenes que evidenciaron su talento en poco tiempo en los torneos nacionales. Kendrys Morales, Yulieski Gurriel, Leslie Anderson, Juan Miguel Miranda, Danny Betancourt fueron algunos de esos atletas que luego ascendieron a planos estelares en Cuba y otros circuitos. En ese grupo también sobresalía un pitcher nacido en la Isla de la Juventud pero asentado desde los once años en Sancti Spíritus, Ifreidi Coss, quien estuvo en los equipos nacionales juveniles y debutó en la 41 Serie (2002).
Su estreno fue por todo lo alto, con marca de 10-3 en 26 salidas al box y un PCL de 1.94 en 120.1 innings. Se convirtió en uno de los tres ases del pitcheo de los gallos, junto con Maels Rodríguez y Yovani Aragón, que aportaron una valiosa contribución al subcampeonato de los pupilos de Lourdes Gurriel. Pese a su juventud no demoró mucho su salto al equipo Cuba de mayores, asistiendo a la Copa Intercontinental de La Habana 2002, la Copa Mundial celebrada en la capital cubana al año siguiente y el Preolímpico de Panamá, 2003.
En sus cinco primeras SNB acumuló espectacular marca de 40-16, sin embargo las lesiones lo golpearon severamente a partir de entonces y sus resultados fueron decayendo. Entre 2004 y 2007 se batió con ellas y logró mantenerse en pie con memorables actuaciones en play off. Pero al equipo Cuba más nunca regresó y poco a poco sus facultades fueron mermando hasta diluirse completamente.
Fue otro de esos talentos desechados o relegados a un segundo plano cuando ya no era su caballo de batalla, no se le dio el seguimiento requerido para su lesión ni el apoyo necesario en la rehabilitación. Entre 2007 y 2011 solo ganó seis encuentros, perdiéndose además la temporada de 2009-10. Los problemas de salud se agravaron considerablemente y ello incidió en un déficit ostensible en sus números. Su última contienda fue la 50 SNB (2010-2011), en la que apenas registró una entrada de labor. Ahí acabó todo. Ya para entonces solo quedaba el recuerdo de un lanzador con condiciones para tener una carrera estelar, de un muchacho que aspiraba a ser tan grande como su ídolo (Orlando “El Duque” Hernández) pero al que lesiones y desatenciones lo dejaron, tristemente, en lo que pudo ser y no fue.
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