Por: Yirsandy Rodríguez
La participación y el despliegue de energía en el diamante — desde cada muestra de aliento a sus compañeros hasta una selfie colectiva en el dugout — ha sido un hermoso show para ver por parte de todas las futuras estrellas como platillo de antesala para nuestro banquete de inicio de semana: El All-Star Game 2018, celebrando su primera edición en Washington después de la victoria por 9-3 de la Liga Nacional en 1969.
Mientras la fanaticada ya se está preparando para el Derby de Jonrones este lunes y la aparición de sus estrellas principales en el DC, Bryce Harper y Max Scherzer, los prospectos del Mundo y EE.UU. nos darán un paseo cíclico al futuro durante algunas horas. Entre los seleccionados por el equipo del Mundo, cuatro cubanos formarán parte de la acción, el doble de los que participaron en 2017: El tunero Yordan Álvarez (único repitente, quien representó a Cuba junto a Yoán Moncada el año pasado), el pinareño Randy Arozarena (OF, San Luis), el habanero Yusniel Díaz (OF, Los Ángeles) y el isleño Yoan López (P, Arizona).
A sus 21 años y 29 días de nacido, Álvarez sobresale entre los cuatro cubanos por su físico atlético y el pedigrí mostrado hasta el momento, tras golpear 25 jonrones y 119 RBIs en las Menores con los Astros de Houston desde 2016. López es un derecho abridor convertido en relevista, poseedor de una bola rápida que puede subir fácilmente las 95 mph. Mientras, por su parte, Arozarena y Díaz se han destacado por la habilidad de contacto, velocidad de piernas y buena defensa.
Obviamente, hay gran razón de peso por la cual estos cuatro chicos están aquí: La gran capacidad de su talento para sobresalir entre la nueva clase de los mejores prospectos en el sistema de las Grandes Ligas. ¿Qué podemos esperar de ellos y cómo pueden ser cada vez más completos? Aquí viene una corta exploración de todos ellos, dándole seguimiento mientras se están acercando a cumplir el sueño de debutar en las Mayores:
Yordan Álvarez: El gigante de 6’5 de estatura de Corpus Christi Hooks (Texas League/AA) está sorprendiendo en 2018 por su gran salto cualitativo de poder y disciplina en el home plate. Bateó .325/.389/.615 en sus primeras 190 PAs en Doble-A, y produjo 163 wRC+. Su BABIP mejoró de .316 a .377 y marcó .290 ISO (Poder Aislado), muestras de que sus cambios de swing y enfoque le ofrecieron frutos rápidamente. A diferencia de la mayoría de los bateadores zurdos, Álvarez posee un swing rápido y la habilidad para golpear al lado opuesto, pero necesitaba halar con más frecuencia en busca de producir mayor cantidad de extra bases. Como sus salidas de impacto son buenas, eso no fue un problema: Aprovechó el ángulo de swing que alcanzan sus largos brazos cuando ataca los lanzamientos, y obtuvo resultados de poder reveladores en menos de 200 PAs esta temporada en Doble-A.
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De sus primeros 55 hits, 25 (el 45.4%) fueron extra bases, 12 de ellos jonrones. Sus periféricos también aumentaron, sobre todo con ese .615 slugging, y se espera que, si sigue obteniendo esta alta producción — ahora que está tirando más de las bolas rápidas en un 1.5% –, en cualquier momento los Astros de Houston le den la bienvenida en el clubhouse para probar un poco de su cliché. Si el regreso de Carlos Correa del DL se demora más de lo esperado, Álvarez sería una buena opción de promoción para finales de julio o inicios de agosto. Será bueno experimentar, ¿verdad? Después de verlo exhibiendo su talento en el juego de las Futuras Estrellas, ese parece ser el último paso en su camino a debutar al más alto nivel del béisbol. ¡Ve, ve, muchacho! ¡Muestra tu talento!
Randy Arozarena: Cuando comparas sus líneas estadísticas en Doble-A y Triple-A, de .252/.366/.380 en 2017 a una caída de .234/.326/.346 esta temporada, el descenso del pinareño es apreciable. Sin embargo, de todos esos numeritos el BABIP bajó apenas de .299 a .278, fue un robador más eficiente (9 de 13), impulsó más carreras (20 sobre 9) y se ponchó solo 1.5% por encima de 2017, esta vez contra lanzadores más curtidos. Quizás parece una nota desconcertante a primera vista esa caída de .746 OPS a .672, pero batallar para conseguir una mejor disciplina en el home es un buen enfoque que podría conducir a Arozarena a convertirse en un outfield aún más interesante. Para utilizar toda su velocidad y asombrarnos, él primero necesitará ser más audaz en su intento de llegar a la base. Mira, creo que este es un buen indicio dentro de sus patrones de contacto: Rebajó el altísimo ritmo de 64.9% PULL (Bolas haladas), y en 2018 comenzó a profundizar en la búsqueda de éxito probando hacia la banda opuesta en un 30.2%. Concepto elemental: Si eres bateador de contacto y velocidad, ¡no puedes tirar de la bola ni el 50%, hombre! Con sus ajustes en producción, creo que pronto habrá algunas sorpresas de Arozarena para ver.
Yusniel Díaz: Los Dodgers tendrán la última palabra, pero Díaz está uniendo numeritos impresionantes en las Menores. Luego de impactar con .333/.390/.491 en 2017, el ex industrialista (y novato más destacado en la Serie Nacional de 2015) ha mantenido su OBP sobre .400, con registro histórico de .397 wOBA en su carrera desde 2016. Tiene, además, un rozagante .331 BABIP superior al de su carrera (.308) y, ¡lo mejor!: Está pasando por el plato con una proporción de igual número de paseos y ponches. Contacto, una aceptable defensa, velocidad (aunque el robo de bases aún es una asignatura pendiente, con siete robos en 14 intentos) y proyecciones de ZiPS que lo colocan como un jugador lineal en anotadas y empujadas. ¡El mensaje es para ustedes, Dodgers!
Yoan López: Los primeros ecos de un intenso trabajo se pueden apreciar si has visto lo que es capaz de irradiar en cada windup. Él siempre ha sido propenso al descontrol, pero su bola rápida tiene ese “kid” que muchos lanzadores buscan: El Poder de admitir contactos débiles. Solo mira algunas estadísticas de impacto en su tercer año de experiencia lanzando en las Menores para los Diamondbacks: Ponchó a 58 bateadores en 38.1 innings, admitió .194 de promedio y sus oponentes se hundieron en 33.3% de las puestas en juego con elevados al infield. Esa última métrica parece simple a primera vista, pero te ayuda a discernir la caída de producción de sus rivales en la tasa permitida de 39.5% Flyballs. Su ERA como relevista en 2018 ha sido de 3.52 con seis salvamentos, mucho mejor al de 5.52 en 2016. Así que, sin dudas, el traspaso al puesto de cerrador ha sido un cambio bien recibido para López, donde su tasa de 13.6 K/9 se está haciendo cada vez más visible. Si él puede estabilizar su tasa de paseos por debajo de 4.00 BB/9 o, incluso, dejarla en menos de 3.00, es posible que los D-Backs comiencen a manejar la posibilidad de una plaza habitual en su bullpen.
Será un inicio de semana atractivo, luego de ver como las estrellas actuales del juego y sus posibles emergentes nos muestran la brillantez del talento en uno de nuestros pasatiempos preferidos.
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