Por Julita Osendi
En mi larga carrera he tenido la oportunidad de hacer algunas cosas que parecerían increíbles. Recuerdo, por ejemplo, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Maracaibo 98, cuando se fue la luz en el gimnasio donde se desarrollaba la competencia de levantamiento de pesas, y prácticamente arrastré a William Vargas hacia la calle, detuve un ómnibus y con la luz del mismo pude entrevistar al campeón.
¿Quién me iba a decir a mí que iba a repetir esa experiencia con nuestro entrevistado de hoy, el zurdo del curvón de oro, Faustino Corrales?
Pues sí, en una de esas actuaciones fuera de liga, a la que nos tenía acostumbrados el pinareño, falló el fluido eléctrico en el estadio Capitán San Luis de Vueltabajo, y hasta los exteriores no paramos él y yo, en pos de los focos del auto del Noticiero. Allí, agachado, el zurdo de Mantua ofreció sus opiniones a toda la nación.
“¿Sabes? No recordaba eso. Y fue memorable. Cuando yo vi la entrevista al otro día no me lo podía creer.”
Ésta es una de las anécdotas que me unen a este hombre de 53 años, alto, fuerte, un verdadero guajiro natural, que hoy entrena niños de la categoría 13-14 años en la ciudad de Pinar del Río.
“Yo me retiré en el 2005, tras jugar 23 Series Nacionales, y fui dos años para Venezuela como ayuda técnica. Estuve en el estado de Aragua. Después trabajé en la Academia de Pinar, luego regresé a Mantua para entrenar con muchachos de 13-14 años, la misma función que desarrollo desde el 2013 aquí en la ciudad de Pinar del Río.”
¿Te gusta tu trabajo? ¿Ves los frutos?
“Pues no te vayas a creer que es como antes cuando el béisbol era pasión. Ahora todos hablan de fútbol, que si Messi que si Cristiano. Y yo me digo, si al menos salieran buenos futbolistas, pero nada. Entonces, concéntrense en lo que sí se da: ser pelotero.”
Ahora todos hablan de fútbol, que si Messi que si Cristiano. Y yo me digo, si al menos salieran buenos futbolistas, pero nada. Entonces, concéntrense en lo que sí se da: ser pelotero
Sabias palabras del chico, nacido en junio de 1965 en la muy occidental Mantua, que soñaba que ser, precisamente, pelotero.
“Mira, a los seis años, ya yo estaba metido en el estadio Jesús Corrales. ¿Quién me llevó? ¡Yo solo encaminé mis pasos hacia el terreno de juego! Había un entrenador, Ángel Díaz, ya fallecido, y hablé con él que trabajaba con niños pequeños, y enseguida me aceptó.”
¿Siempre como pitcher?
“Te cuento que yo bateaba bien, me gustaba batear, por lo que jugaba primera base además de lanzar.”
¿Cuándo sales del terrenito de Ángel?
“A los diez años fui captado para la EIDE pinareña Ormani Arenado, año 1975 y ahí tomé parte en Juegos inter EIDES y Juegos Nacionales Escolares. Allí estuve hasta 1981 cuando paso a la ESPA del mismo nombre.
“El entrenador en ambas escuelas era uno de los mejores del país en cuanto a pitcheo se refiere, Román Suárez, quien me ayudó muchísimo. Él era un excelente preparador físico y sabes que esto es fundamental para lanzar: control, variedad en el repertorio, velocidad y buena preparación física fue todo para mí.
“Además, Román me enseñó a pensar, a estudiar al bateador, pitchearle donde más le dolía.”
¿Cuándo debutas en Series Nacionales? ¿Con qué equipo? Pues en esta época existían dos en Pinar: Vegueros y Forestales
“En 1981 con Forestales, elenco que tenía a José Ramón Cortina como preparador de pitcheo. Lancé un solo juego, que gané 5 x 4 a Cienfuegos. Él no me apuró…¡ni falta que hacía! Jajá. Imagínate con la mata de lanzadores que tenía la provincia.
“Sólo en Forestales estaban Julio Romero, Juan Carlos Oliva, Lázaro Borroto, Félix Pino, Ladislao Lavastida, Lázaro Azcuy, entre otros.”
Un verdadero staff del team Cuba actual y…¡ten cuidado!
“No fue hasta la SNB 83-84 que empecé a lanzar regularmente, cada cinco días. Esa temporada fui líder en ponches, 146, y salí por la puerta ancha en 10 ocasiones.
“Con Cortina aprendí lo que me faltaba para convertirme en el serpentinero que fui. Perfeccioné mi wind up, aproveché al máximo todo mi potencial físico que era grande: lanzarle por encima del brazo a los derechos y por el lado a los zurdos.
“En aquellos tiempos habían bateadores zurdos de mucho nivel: Agustín Marquetti, Antonio Muñoz, Remberto Rosell, Amado Zamora, Sixto Hernández, y qué decir de los derechos, Cheíto Rodríguez, Héctor Olivera, Pedro Medina, Lázaro Junco, Romelio Martínez…¡En fin! Dominarlos no era fácil, y yo siempre estaba aprendiendo. Uno nunca termina de aprender.”
Y para dominarlos, además de tu preciosa curva, ¿qué utilizabas?
“Una recta que oscilaba entre las 92 y 93 millas. Velocidad mantenida, algo relevante para un zurdo, así como una screwball que me enseñó Cortina y que la tiraba según fuera zurdo o derecho el adversario. A los derechos les caía afuera y a los zurdos adentro. Los confundía bastante.”
¿Nunca apelaste al cambio de velocidad?
“No.”
¿Eres defensivo en el box?
“Chica, a mí no me bateaban mucho por ahí, así que no, no lo era”.
¿Lanzamiento más utilizado por ti en las situaciones más difíciles?
“La curva. Y mira que se preparaban para ese envío, pero con ella salía adelante siempre. Era mi arma más eficaz.”
¿Con cuántos conjuntos pinareños jugaste?
“Como te dije, debuté con Forestales, con Jorgito Hernández como timonel, entre los años 1981-86; en el 87 pasé a Vegueros con Jorge Fuentes; en el 88 retorné a Forestales y ya cuando se unen los dos equipos en Pinar del Río, integro el staff de esta selección hasta que me retiro.”
Quiero detenerme aquí un instante y llamar a los lectores a una reflexión. Leyeron el cuerpo de pitcheo de Forestales que no era el primer representante de la provincia. Imaginen la calidad del béisbol cubano en esos años. La Habana con sus Industriales, sus Metros, sus Constructores; Oriente con sus Serranos, Mineros; Camagüey, los Ganaderos; los Azucareros del centro del país, los Henequeneros de Matanzas. ¡Sin comentarios, ¿verdad?!
Faustino Corrales era un elegante del montículo. Sus movimientos amplios, su esbelta figura, aquel curvón de leyenda y su modestia y buen carácter al pitchear lo convierten en una figura inolvidable para los que amamos la pelota cubana.
Si les digo que no recuerdo un lanzamiento mal tirado, un desbol que no haya sido disculpado.
“Nunca protagonicé una bronca, nunca tiré pelotazos ex profeso. Yo sacaba mis cuentas: si daba un desbol, el hombre se embasaba y era una carrera potencial. Lo mío era sacar outs, ganar mi juego. Pitcheaba pegado cuando había que hacerlo pero sin ánimos de darle a nadie.
“Si esto ocurría, nos saludábamos; es el respeto. Yo no sé si ahora se usa o no; no sé si en la MLB se usa o no. Yo era así. En el terreno, enemigos; fuera de éste, amigos.”
Tras 23 Series Nacionales, Corrales dice adiós al béisbol activo con 2 mil 360 ponches, el mejor zurdo en este aspecto, y en total, el tercero de todos los tiempos, sólo superado por otros dos coterráneos: Rogelio García (2 mil 499) y Pedro Luis Lazo (2 mil 426).
Además promedia 3,29 limpias por partido y suma 172 éxitos. En total, su equipo se impuso en 4 Campeonatos: 1982, 1984, 1990 y 1992, entre SNB y Series Selectivas. Algo que nunca podrás olvidar.
“Los 22 ponches ante Holguín el 20 de diciembre del 2000 en el Capitán San Luis. ¡Ni yo me daba cuenta de la hazaña que estaba protagonizando, hasta que Rogelio García que estaba de entrenador de pitcheo me lo hace notar a la altura del séptimo capítulo! Fui muy feliz ese día.
“Otra inolvidable jornada fue cuando en el 2001, play off contra Industriales, Pinar ganó los dos primeros en Vueltabajo; los azules los otros dos en el Latino, y el decisivo, fue en el San Luis y yo fui designado para lanzar y gané 6 x 1.”
¿Qué bateador estelar se te hacía más fácil de dominar y cuál el más difícil?
“Uff, imagínate tú. El propio Javier Méndez, destacadísimo jardinero capitalino, en una entrevista declaró que frente a mí nada o casi nada podía hacer. Lo contrario sucedía con el lamentablemente fallecido camagüeyano Miguel Caldés, aunque al final le encontré su punto flaco y nunca le abría en zona de strike, le lanzaba pegado y así podía dominarlo.”
¿Qué recuerdas de esa época de oro que pudiera servirle a los muchachos de la actualidad?
“Por ejemplo, había que estar bien preparado, no sólo física sino mentalmente. Había que observar a los contrarios antes de lanzar, sobre todo si tú no trabajabas en el primer juego de la subserie, tenías que sentarte detrás del home y anotar los envíos que le eran esquivos a los bateadores rivales.
“Si te tocaba trabajar en el primer encuentro, tenías que haberlos visto o tratar de verlos con anterioridad. ¿Para qué? Pues para analizar sus desventajas, sus debilidades, y poder aprovecharlas.
“Oye, aquella Aplanadora santiaguera: Pacheco, Kindelán, Pierre, Benavides, Isaac, Fausto, etc etc etc… Del primero al noveno te la sacaban del parque. Nunca estabas seguro con ellos. ¡Eso lo aprendí con Román Suárez! Hay que ver, y más que ver, analizar las debilidades del rival.
“Aprendí a lanzar con mentalidad ganadora, aprendí a administrar mis envíos. Nosotros entrenábamos a las 9 de la mañana (ahora con tantos juegos vespertinos se rompe todo eso), corríamos (lo principal en el pitcher: correr para tener piernas).
“Ahora tú los ves que no quieren tirar en las prácticas, no quieren correr para primera a hacer las asistencias ni partirles a los toques de bola; y eso se ve en el desarrollo de los juegos. ¿Cuándo tú has visto que un pitcher no haga la asistencia detrás de primera? Ahora lo ves.”
Eso, en mis tiempos, eran fallas en la disciplina del entrenamiento que por supuesto, eran fallas en el desarrollo del encuentro en sí. Tampoco existen los lanzadores que tiren más de 90 millas y eso tiene mucho que ver con esto.
“Hay que realizar una búsqueda incesante de talentos. En Cuba los peloteros surgen por generación espontánea. Hay que buscarlos por toda la Isla. No nacerán futbolistas pero peloteros, ¡sí! Trabajar con ellos y en el caso de los lanzadores hacerles piernas, ésas que sustentas las 90 millas y más.
De Cenicienta Pinar del Río pasó a Princesa. Para ti, un equipo Pinar ideal, ¿cuál sería?
“Jorge Fuentes o Alfonso Urquiola , directores; cuadro: Omar Linares, tercera; torpedero, Giraldo González; Yobal Dueñas o el propio Urquiola en segunda, y en primera José Cano (posición en la que nunca hubo una figura ranqueada a nivel nacional); designado, Yosvany Peraza y en los jardines , Luis Giraldo Casanova, Fernando Hernández, Lázaro Madera y Juan Carlos Linares; Omar Ajete y Rogelio García, lanzadores, y Juanito Castro, receptor.”
De esos tiempos a éstos: ¿qué le falta ahora a Pinar?
“Bateadores. Un equipo sin ofensiva no puede ganar, se le hace muy difícil. Analiza el staff de pitcheo y está entre los mejores del país: Iosvany Torres, Erlis Casanova, Vladimir Baños; los muchachos que están en la liga japonesa y con los que no se ha podido contar hasta ahora pero son de Pinar, el zurdo Liván Moinelo y el derecho Raidel Martínez, así como el joven Frank Luis Medina que está teniendo un campeonato espectacular. Hasta ahora segundo en limpias y con 5 y 1 promedio de ganados y perdidos.
Un equipo sin ofensiva no puede ganar, se le hace muy difícil
“Con este cuerpo de serpentineros cualquiera gana si pudiéramos llegar a la siguiente fase, pero nadie batea. No se puede.”
Faustino, han pasado los años. Ahora, desde tu nueva perspectiva de entrenador y después de haber jugado 23 SNB, ¿cuáles han sido los serpentineros más importantes de la pelota cubana para ti?
“Zurdos: Changa Mederos, el Tati Valdés y Omar Ajete. Derechos: Braudilio Vinent, José Ariel Contreras, Pedro Luis Lazo, Rogelio García y Norge Luis Vera”.
Su paso por el team Cuba, para mí llevado recio, se limita al Mundial de Nicaragua 1994, oro; primero también en los Panamericanos de Winnipeg 1999 y segundo en la Copa Intercontinental de Australia de ese mismo año, donde fue el lanzador zurdo del all stars.
Dado el estado actual de la pelota cubana y aún con los beneficios que sin dudas aportará la política de contratación que lleva a cabo Cubadeportes, ¿te molestaría que peloteros que juegan en otras ligas de manera independiente, incluyendo la MLB de poderse, integren la selección nacional?
“Para nada. Todos los países los aceptan, ¿por qué nosotros no?”
Faustino, ¿qué te queda en el tintero por decir?
“Bueno, que me gusta pescar, creo que de no haber sido pelotero hubiera sido pescador; que estoy satisfecho con mi paso por la pelota cubana: poseo un récord bien difícil de quebrar, el de los 22 ponches en un juego porque ahora no se poncha tanto como antes; también protagonicé un no hit no run, y soy el zurdo más poncheador de Cuba.
De no haber sido pelotero hubiera sido pescador
“Me queda por dentro que al regreso de Venezuela quise volver al box, pero me lo impidieron, aunque en sentido general, estoy feliz con mi desempeño.
“Tengo mi familia: mi hijo Leandro Manuel, de 13 años, batea a la derecha y parece que viene bien; mi esposa Idalmis Cándano, con la que llevo 2 años; mis 2 hermanos y la sabiduría que me dejaron mis padres, ya fallecidos, quienes por sobre todas las cosas me inculcaron el respeto a las personas mayores y a todos en general, me enseñaron que los más educados son los que triunfan en la vida.”
(Tomado de CiberCuba)