Autor: Sigfredo Barros Segrera
Resulta un lugar común a la salida de un estadio de béisbol, en cualquier latitud, escuchar alabanzas hacia el bateador que decidió el juego con un batazo oportuno. O al lanzador cuya labor anuló la ofensiva contraria y guio a su equipo a la siempre anhelada victoria. Pero difícilmente oirá algún comentario positivo acerca del trabajo del mentor.
Entre los muchos axiomas que tiene el béisbol existe uno cuya vigencia es indiscutible: «los juegos los ganan los peloteros… y los pierden los managers».
Tengo una opinión contraria, pues he visto en innumerables ocasiones perder un partido por un lanzamiento equivocado bateado fuera de los límites del terreno, o un error en un momento clave, cuando no se podía fallar.
La afición no perdona, no deja de exaltar a sus ídolos. Y los directores de equipo tendrán que cargar con ese karma mientras el béisbol exista. Si el toque de bola correctamente ordenando para adelantar un corredor falla o la base intencional para ocupar la primera almohadilla y buscar una doble matanzas no da resultado, hay un solo culpable: el mentor.
Esto condiciona la evaluación de un director de equipo. Usted puede tener en cuenta si es conservador, amante del llamado «juego chiquito», del sacrificio o la base intencional. O si, por el contrario, es arriesgado y basa su accionar en el robo de bases y el corrido y bateo.
Al final de cuentas, lo que sale a relucir es si es ganador, o pierde más de lo que gana. En mi opinión no siempre es justo. Sin embargo, en el mundo beisbolero ese es el principal elemento a tener en cuenta. No son pocos los mentores sustituidos a mitad de una temporada por una sola razón: el elenco por él dirigido se encuentra en una de las últimas posiciones, aunque no sea su culpa.
Por esa razón, este comentario está basado en cuáles son los mentores más ganadores, tanto en nuestra Serie Nacional como en el béisbol de Grandes Ligas, en el primer caso con más de 800 partidos dirigidos y en el segundo con más de 3 000. Todos con muchos años de experiencia y sabiduría.
FUENTES, MARTÍ, PINEDA
Jorge Fuentes Fleitas, es el mentor más ganador de la pelota cubana. Único con dos títulos en Juegos Olímpicos, Barcelona-92 y Atlanta-96. Líder en campeonatos obtenidos en Series Nacionales, con cinco.
Multitriunfador en Copas del Mundo, unos Juegos Panamericanos (Habana-91), tres Juegos Centroamericanos y del Caribe, además de otras tantas Copas Intercontinentales.Contratado como director de la selección de Nicaragua en el Mundial del 2005.
Fuentes, nacido en San Cristóbal, Pinar del Río, es una leyenda en el béisbol. Más de dos décadas como director, 1 468 victorias, por encima de 2 000 partidos dirigidos y un promedio de triunfos de 639 no se obtienen por obra de la casualidad. Hay que poseer atributos como disciplina, carácter, respeto hacia sus jugadores, muy en especial cuando estos son estrellas (Omar Linares, Luis Giraldo Casanova, Pedro Luis Lazo, Rogelio García, etc.), cada uno con sus características.
Fuentes sabía escuchar a los miembros de su colectivo de dirección antes de tomar decisiones. Intercambiar criterios con sus subordinados. Podía discutir con un árbitro sin perder la compostura. Esos elementos de su personalidad lo ayudaron a ganarse el respeto de todos, dentro y fuera del terreno y fueron la causa principal de sus triunfos.
Hay solo otro director con más de 1 400 victorias y único con más de 2 700 desafíos. Nacido en Buey Arriba, Granma, Carlos Martí Santos tiene el título indiscutible de ser el «veteranísimo» del béisbol cubano, pues comenzó su carrera al frente de los equipos de su provincia en 1977, es decir, hace ya cuatro décadas.
Parecía que su longeva trayectoria no se vería coronada con un título nacional, después de haber triunfado en torneos en Holanda y Taipéi de China, este último en un mundial juvenil. Su perseverancia, unida a sus condiciones como la seriedad, la modestia y el conocimiento del béisbol, dieron al fin sus frutos, al ganar las Series Nacionales 56 y 57, lo cual lo llevó a dirigir en dos Series del Caribe y un Clásico Mundial.
El tercer director de equipo con más de mil triunfos ya no está entre nosotros. José Miguel Pineda falleció en el 2008, y dejó una estela de triunfos dirigiendo equipos como Granjeros, Vegueros e Industriales, entre otros. Es más recordado por su labor con nuevas generaciones de peloteros que vieron en él a un profesor abnegado del cual muchos aprendieron.
Otro sobresaliente mentor, Higinio Vélez, suma en su abultada colección de triunfos cuatro Series Nacionales con Santiago de Cuba, tres Series Selectivas, unos Juegos Olímpicos (Atenas-2004), Panamericanos de Indianápoils y otros torneos. Su mayor éxito fue el segundo lugar obtenido en el Primer Clásico Mundial, derrotando a poderosos equipos formados por peloteros de Grandes Ligas.
Una aclaración: en la relación de máximos ganadores no se encuentra Ramón Carneado por haber dirigido solamente durante cuatro temporadas a los Industriales, con balance de 103 victorias, 66 reveses y cuatro títulos, sin dudas un estratega de alto nivel.
CORNELIUS MCGILLICUDDY
Un nombre y un apellido tan largos pedían a gritos que lo acortaran y, por esa razón, todos lo conocían por Connie Mack. Sus 50 años dirigiendo al mismo equipo, los Atléticos de Filadelfia, desde 1901 hasta 1950, le permitieron ser el actual recordista de juegos ganados, perdidos y en total: nadie ha llegado, y difícilmente alguien consiga llegar, a 7 679 partidos dirigidos. Tiene, además, otra marca en su poder: jamás estuvo en un estadio de béisbol en uniforme, si no elegantemente vestido de cuello y corbata, además de sombrero o bombín.
Detrás de Connie Mack se sitúa otro gran conocedor del juego, John McGraw, de quien se afirma fue el primero en utilizar a un lanzador relevo para salvar un desafío: Claude Elliot, en 1905. Un fiero competidor, se cuenta que McGraw multaba a sus peloteros si se atrevían a confraternizar con los rivales y no les permitía reírse mientras estaban en el dugout. Ganó en total tres Series Mundiales y diez campeonatos de la Liga Nacional, además de desarrollar una exitosa carrera como jugador, con promedio de 333 de por vida.
Ya en nuestros tiempos está Tony La Russa, quien a sus 73 años puede sentirse orgulloso de sus triunfos en Series Mundiales dirigiendo a los Atléticos de Oakland y posteriormente a los Cardenales de San Luis, dos títulos con estos últimos. Es uno de los cuatro managers en ser nominado como el mejor en ambas ligas del béisbol de Grandes Ligas.
Cuarto lugar en victorias, otro mentor longevo es Bobby Cox, pues se retiró a los 77 años. Ganó una Serie Mundial con los Bravos de Atlanta, 14 títulos de división, 15 apariciones en play off y cinco campeonatos de la Liga Nacional. Ostenta un récord difícil de igualar: fue expulsado de un terreno en ¡158 ocasiones!
Por último, una mención a otro mentor triunfador en grado superlativo, Joe McCarthy, ganador de siete Series Mundiales dirigiendo a los míticos Yankees de New York desde 1931 hasta 1946, una marca solo igualada por otro director de los Mulos de Manhattan, Casey Stengel, quien ocupa el onceno lugar entre los máximos ganadores de juegos, con 1 905 frente a 1 842 derrotas y un average de 508.