En reñido encuentro, los Tigres avileños pusieron contra la pared a los Industriales
Autor: Oscar Sánchez Serra
Puedo pecar de absoluto, pero no escatimaré para calificar al tercer juego de Ciego de Ávila e Industriales en una de las dos semifinales de la pelota cubana, como el mejor juego de la actual temporada. Si me pasé, cabe la salida de que resultó el de mayores atributos de esta etapa, que envuelve a cuatro equipos.
Y los elogios no son solo por lo visto en el terreno, sino también por la solvencia de los mentores, la entrega de los dos conjuntos y porque el perdedor puso al béisbol, al respeto por los aficionados y por el colectivo por encima de una victoria, y tras el desenlace de ayer hasta por arriba del título más ansiado del deporte en la Mayor de las Antillas.
Lázaro Blanco, el refuerzo granmense de los avileños, ha tenido una temporada gris, pero lanzó su mejor desafío y como él mismo nos dijo “respondiendo a la confianza del profesor Roger, quien me llamó pese a que no estuve bien en la contienda y me dijo vas de abridor o de relevista y le contesté para lo que sea”.
Pero si él fue héroe, no podría afirmar, aunque así vaya a las hojas, que el zurdo Norberto González es un derrotado.
Lanzó como hace diez años no lo veía actuar, con dominio total de una ofensiva temible que ayer fue silenciada.
“Nuestra pelota es la única que te descarta por la edad, no estoy como hace una década, pero sí listo para volver a salir si hace falta”.
Los dos relevistas también se mostraron inmensos, el joven Yenier Cano con su bola rápida culminó la labor de Blanco y Miguel Lahera firmó lo mejor de la noche sobre la lomita, 14 hombres enfrentados, igual cantidad de retirados y además seis ponches. Sin comentarios.
Ellos fueron los que dieron las cualidades al mejor juego del torneo y también Tabares, que visiblemente lesionado, adolorido, sacó el que pudo ser el jit de oro en el séptimo, o el más bisoño Javier Camero, con un doblete de lujo en el noveno para igualar, pero como la conexión de Tabares, también frustrada.
Del resto del juego, solo decir que otra vez el quinto es el capítulo grande de los tigres y otra vez por una coyuntura táctica. En ese acto, con hombre en primera y sin out, el alto mando visitante ordenó el sacrificio con Abdel Civil, quien lo hizo a la perfección, pero Frank Camilo, el mejor receptor de Cuba (que no le quepa duda a nadie de eso hoy), optó por sacar en segunda en vez de en primera y el doble de Raúl González, en vez de una, impulsó las dos decisivas del juego. Nada, que hasta al mejor escribano se le va un borrón.
Raúl González trajo el par de anotaciones del triunfo y congeló en home las esperanzas azules con certero tiro al plato.
“Estoy recuperado totalmente y entrené muy bien para estos partidos”, dijo.
Los mentores hicieron gala de la misma calidad que tuvieron como jugadores. Un cambio a la hora exacta le dio la victoria a Roger Machado y una actitud, de caballero, como lo es Javier Méndez, coparon la noche. El conductor de los tigres envió a Yoelvis Fiss al jardín central y el batazo de Camero lo encontró en un corte de bola magistral y una mejor mecánica defensiva para volver a sentenciar a Jorge E. Alomá en home, como mismo pasó en la séptima con el imparable de Tabares. Ambas veces fue correcto enviarlo, un equipo que no produce no podía esperar por otro jit en ninguna de las dos ocasiones.
Pero además, si Alomá no se queda en primera, parado, a ver la trayectoria de la pelota, tenía suficiente tiempo para llegar con la segunda carrera de su equipo.
¿Lo de Méndez? Al final del partido le preguntamos ¿Cómo en un juego tan decisivo no está Stayler Hernández, nos comunicaron que fue por indisciplina, pero cuán grave fue para que no se vistiera?
“Un jugador se debe a su equipo, a las decisiones de su dirección. Discutió la alineación para el juego de hoy y no hizo el entrenamiento antes del juego, no podemos tolerar una indisciplina en un momento tan tenso como el que enfrentamos, ni en cualquier otra circunstancia. Fue muy doloroso, porque se trata de un jugador del equipo Cuba, un joven que sale al terreno a darlo todo, y además porque es vital para nuestras aspiraciones. Pero por encima de la pelota, de los aficionados y de tu equipo, no hay nada, si permitimos eso, hay que buscar a otro para que dirija”. ¿Por cuántos juegos? “Hay que analizar todavía y perdóname, pero no quisiera seguir hablando del tema”.
Ciego de Ávila mostró que es una escuadra sin fisuras, ayer el tercero cuarto y quinto turnos fueron maniatados por el pitcheo, a tal punto que se fueron de 12-0, con un solo batazo a los jardines y siete ponches, pero cuando un equipo de pelota funciona, siempre tiene reservas.
Hoy abrirá por los Industriales Frank Montieth y por Ciego de Ávila, Alberto Bicet.