Por Joel García.
El orden al bate en una alineación es tan importante, que no pocos especialistas aseguran que un buen line up garantiza el 30 % del triunfo. Y cada turno tiene su responsabilidad, de ahí que no se puede improvisar ni confundir un jugador. Los cuartos bates, por citar el ejemplo que nos ocupa, deben ser hombres de fuerza y clásicos empujadores, que acumulen casi siempre la mayor cantidad de jonrones del conjunto.
En la historia del béisbol cubano hay nombres ilustres en esa función: Orestes Kindelán, Luis Giraldo Casanova, Antonio Muñoz, Pedro José Rodríguez, Pedro Medina, Romelio Martínez vienen rápido a la mente en cualquier recuento. Pero hoy, entre los ocho elencos de la segunda fase de nuestra serie nacional ¿quién es el mejor en ese rol?, ¿cuántos cumplen con efectividad su papel?, ¿Ha cambiado algo en comparación a épocas pasadas?
En la tabla están las estadísticas de los cuartos maderos de cada conjunto, aunque no incluimos al avileño Yoelvis Fiss y al matancero Yurisbel Gracial, que también lo han hecho, pero hoy en sus equipos son más habituales Ariel Borrero y Yasiel Santoya, respectivamente.
Hemos colocado siete parámetros vitales para ellos, en especial, los cuadrangulares, las carreras remolcadas, el slugging y el OPS (suma del slugging y el porcentaje de embasado) y las bases por bolas. Para más precisión colocamos el rendimiento de esta segunda fase/ rendimiento total.
El tunero Yosvani Alarcón es, sin discusión, el mejor en la actualidad, aunque tiene características distintivas si lo comparamos con sus antecesores: es rápido, roba bases y se poncha poco. Observen que liderea todos los departamentos, excepto hits, y tiene un promedio de una empujada cada cuatro veces al bate (es decir, al menos una por partido), en tanto su frecuencia de jonrones está en 14.
Otros que vienen cumpliendo con excelencia también son el pinareño William Saavedra y el granmense Yordanis Samón, este último con el reto de sustituir nada menos que a Alfredo Despaigne, el mejor cuarto bate de nuestras selecciones nacionales en el último lustro.
En el caso del holguinero Gorguet su producción de indiscutibles es muy buena, pero todavía debe mejorar sus batazos fuera de los límites. Sus pocos boletos se deben al buen tacto; no obstante, un poco más de paciencia en el cajón de bateo nunca está de más.
Con los números más discretos anda el zurdo pinero Luis Felipe Rivera, que sigue demostrando mucha vergüenza para jugar béisbol, pero quizás el mentor José Luis Rodríguez le debía quitar un poco de exigencia y dársela al joven Ariel Hechevarría, quien cada vez que ocupó ese puesto lo cumplió con creces.
El industrialista Malleta ha comenzado la segunda fase muy por debajo de sus reales potencialidades, todo lo contrario al villaclareño devenido avileño, Borrero, quien dicho sea de paso, está a ocho de igualar el récord de dobles en nuestros clásicos, en poder de Michel Enríquez con 410.
Puede usted o no coincidir con este análisis. Lo cierto es que faltan jonroneros brillantes y espectaculares para un turno que casi siempre llega con corredores en posición anotadora, sin embargo, la ganancia en cuanto a versatilidad es evidente. Abierta la polémica.