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Por Juan Carlos Lahera
El béisbol llega de manera oficial como deporte olímpico a la cita de Barcelona en 1992. Anteriormente estuvo presente como exhibición de manera irregular desde Estocolmo 1912. Bajo los cinco aros participó de manera consecutiva hasta Beijing 2008 y tras su ausencia en las citas de Londres en 2012 y Río de Janeiro 2016, su presencia está segura para el torneo de la capital japonesa como deporte de exhibición, prerrogativa que tiene la sede.
De los cinco torneos beisboleros olímpicos celebrados, el equipo cubano se alzó con el título dorado en tres ocasiones. Su primera medalla de oro olímpica vino en el debut de Barcelona donde se impuso en la final al equipo de Taipei 11 carreras por 1. Aquel equipo cubano es considerado uno de los mejores de la historia por la presencia de Omar Linares, Orestes Kindelán, Víctor Mesa, Orlando Hernández entre otros.
En el año 1996 la cita fue en Atlanta, Estados Unidos. El equipo cubano mantenía un buen núcleo del que se impuso en Barcelona y la inclusión de jugadores de la talla de Pedro Luis Lazo o José Ariel Contreras. En ese torneo Cuba ganó todos los partidos celebrados, venciendo también en la final al equipo japonés 13 carreras por nueve. Omar Linares destacó madero en mano al conectar 8 cuadrangulares en la justa incluyendo 3 en la final. Kindelán también se lució despachando 9 e impulsando 18.
Australia acogió la cita del año 2000. La ciudad de Sídney fue testigo de la primera derrota cubana en el béisbol olímpico ante el equipo holandés presagiando la debacle final. En la ronda preliminar los cubanos derrotaron al equipo estadounidense 5 carreras por 1 pero en la final la historia sería diferente. El conjunto dirigido por Tom Lasorda se impuso a los antillanos 4-0 con gran actuación del abridor Ben Sheets, quien ganaría casi 100 partidos posteriormente en Grandes Ligas.
En el torneo de Sídney aparecieron por primera vez los profesionales en el béisbol. El roster del equipo campeón no contaba con ningún jugador activo en las mayores pero si jóvenes con futuros prominentes que ya jugaban en ligas menores como el mencionado Ben Sheets o Roy Oswalt. Su manager Tom Lasorda traía una larga historia con los Dodgers y actualmente figura en el Salón de la Fama.
Para Cuba la derrota final más que un tropiezo deportivo fue un fracaso con gran impacto social. El béisbol siempre pareció invencible en el panorama internacional y brillaba como el gran representante del deporte antillano. La batalla perdida en Sídney tenía además un componente político por la bandera del campeón y el antagonismo histórico con los vecinos del norte.
En la cita de Atenas 2004 Cuba recupera el título olímpico al imponerse en la final al conjunto australiano. En un torneo donde estuvo ausente el equipo de Estados Unidos, los cubanos solo perdieron ante Japón en la etapa preliminar. Con un roster similar al que apareció en el primer Clásico dos años más tarde y con Higinio Vélez al mando, los antillanos lograron el oro tras vencer a los oceánicos 6 carreras por 2 en la final.
En agosto del 2008 se vio por última vez el béisbol bajo los cinco aros. En el torneo de Beijing los cubanos tomaron desquite de los norteamericanos al derrotarlos en dos ocasiones, la segunda, en semifinales. El verdugo de los antillanos en la cita china fueron los surcoreanos, quienes vencieron a los nuestros en dos partidos, incluida la final, dejando el sabor amargo de la derrota olímpica una vez más.
El saldo cubano en los cinco torneos olímpicos celebrados cuenta 3 medallas de oro y dos platas, con 40 victorias y 5 derrotas. Los únicos elencos presentes en todas las citas desde Barcelona son Japón y Cuba.
Tras la ausencia del béisbol en los últimos juegos ya los nipones tienen asegurada su presencia en Tokio por ser los anfitriones. Para Cuba la tarea luce poco menos que imposible a día de hoy. Con un deporte venido a menos por la migración del talento y los desmanes de su organismo rector en la isla, la clasificación olímpica de los cubanos es bien incierta.
Sin fecha exacta para el preolímpico y la posibilidad de no celebrarse acudiendo al ránking para la clasificación, albergamos alguna esperanza de que el conjunto cubano pueda tirar de sus profesionales emigrados. Las posibilidades de ver el béisbol cubano en Tokio son grises de mantenerse las decisiones actuales. Con tiempo aún por delante, anhelamos ver nuestra bandera de Barcelona a Tokio.