Por: Javier González
BOSTON, MA- Cada 14 de Mayo, los cubanos tenemos la dicha de celebrar un año más de vida, de quien es hasta la fecha, el único jugador nacido en la isla en ser ingresado al Salón de la Fama de Cooperstown por su carrera en Grandes Ligas: Tony Pérez, en su aniversario 78.
Nacido un día como hoy de 1942 en el antiguo Central Violetas, Ciego de Ávila, Atanasio Pérez Rigal, debutó en Grandes Ligas en 1964 con Cincinnati, estableciéndose poco a poco de manera definitiva en un equipo que, conforme a la evolución del antillano, crecía cada temporada, hasta convertirse en una de las novenas más temidas que se recuerden hasta la fecha.
Tony comenzó su periplo por el más alto nivel defendiendo el primer cojín, y aunque más adelante se mudaría a la esquina opuesta del cuadro interior (3B) por espacio de aproximadamente un lustro, fue en la inicial donde permaneció más del 60% de su estadía en el Big Show.
En una carrera que abarcó 23 temporadas, el cubano, repartiendo su talento entre Rojos, Expos, Medias Rojas y Phillies, dejó una línea vitalicia de 279./341./463./804, con un total de 963 extrabases (destacando 379 cuadrangulares), 1652 carreras empujadas y otras 1272 anotadas, números que le valieron para asistir a 7 Juegos de Estrellas y propulsar a sus elencos a la clasificación en 6 oportunidades
Precisamente hablando de su pasantía en postemporadas, Tony conquistó las Series Mundiales de 1975 y 1976, en ambas ocasiones formando parte de aquella Gran Maquinaria Roja de Cincinnati, en la cual compartió vestidores con inmortales de la talla de Johnny Bench y Joe Morgan, además del legendario antesalista Pete Rose, el hombre que más hits ha conseguido en la historia del deporte.
En 1986, a la edad de 44 años, y vistiendo el uniforme del mismo equipo con el cual se estrenó, el cubano dice adiós a su carrera profesional, misma que sería premiada 14 años después (2000) con una placa en el templo de los inmortales (Cooperstown).
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