POR JORGE EBRO
Cuando miró a su mano, Cuba confirmó que tenía entre sus dedos el boleto a la semifinal de la Serie del Caribe. México, por su parte, se dio cuenta de lo desesperada de su situación luego de dos encuentros.
Los Alazanes de Granma superaron el sábado en la noche 5-4 a los Tomateros de Culiacán delante de una afición que se fue a casa con una pregunta que también se hace el manager Benji Gil: ¿qué ha fallado?
Cuba mostró garra, borró desventaja, conectó de manera oportuna, sin las estridencias del primer encuentro, pero siempre con el batazo clave para empatar e irse arriba. Le ha ganado a dos de los duros, Venezuela y México. Ahora puede respirar con más calma, permitirse algún desliz.
Los Tomateros, por el contrario, apenas pueden resbalar. Esto no estaba en el guión de los anfitriones, creyentes de haber conformado un conjunto sólido, donde no se descuidaba ni la fuerza, ni la velocidad y mucho menos el pitcheo.
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El mismo Gil, un hombre con pasado de Grandes Ligas, había volcado toneladas de elogios sobre su bullpen, este mismo grupo de relevistas que vuelve a fallarle de la misma manera, como si fuera una película repetida, ante los Criollos de Caguas en la fecha inaugural.
Nick Struck, Daniel Moskos y Casey Coleman trabajaron de cerradores en la Liga del Pacíficio y se antojaban como una trilogía inexpugnable para cerrar los encuentros en Guadalajara. Peor no han podido estar en estos dos encuentros. Lo han echado todo a perder, incapaces de preservar o mantener marcadores favorables.
Esta es una serie de relevistas. Los abridores Daniel Rodríguez y Yoennis Yera trabajaron dos y tres entradas respectivamente. A partir de ese momento el pitcheo de segunda línea se hizo cargo, que en el caso de Cualiacán pudiera traducirse en desastre.
Por Cuba destacaron con el madero el incombustible Frederich Cepeda con un doble impulsor de dos carreras y Raúl González también con dos imparables, incluido un cuadrangular en la séptima, y otras dos remolcadas.
Granma ha luchado y ganado. México lo ha intentado y perdido. Los aztecas se han apartado de ese juego fundamentado y por etapas que tan buenos resultados diera en las pasadas ediciones, mientras Cuba saca pecho y se afianza en sus fortalezas.