Por David Venn
SANTO DOMINGO — Cuando equipos cubanos entraron a la Serie del Caribe a partir del 2014 como «invitados especiales», todo el mundo estaba a la expectativa de cómo se verían los campeones de la Serie Nacional de dicho país, más sus refuerzos, ante los clubes tradicionales de la segunda etapa del Clásico Caribeño.
Con todo y el campeonato conquistado en el 2015 por Pinar del Río-producto de triunfos en semifinales y final luego de una fase regular con récord de 1-3-se puede decir ahora que a Cuba le falta camino por recorrer para convertirse en un rival de peso en estos torneos.
«Es un béisbol de muchísimo nivel», afirmó Alfredo Despaigne, uno de los luminarios del béisbol cubano y quien se fue de 18-3 con un doble y una empujada en los cinco compromisos de Ciego de Avila en la 58 Serie del Caribe realizada en el Estadio Quisqueya Juan Marichal de Santo Domingo. «Sólo nos queda seguir jugando y seguir preparándonos para la próxima edición».
Los números colectivos de equipos cubanos en las últimas tres Series del Caribe no se ven nada bonitos.
La anotación global ha sido de 79-42 en su contra, incluyendo 29-11 en la edición del 2016 de parte de Ciego de Avila. La representación de Cuba tuvo un promedio colectivo este año de apenas .203, con porcentaje de embasarse de .276 y slugging de .242. Del otro lado, los brazos tuvieron efectividad de 6.40 en los cinco partidos, con la menor cantidad de ponches entre los cinco equipos (25) y el peor WHIP (1.71).
«Para llegar al nivel de la Serie del Caribe, creo que tenemos que enfrentarnos mucho a este tipo de pitcheo, porque cada vez vamos a un evento internacional, nos ha costado mucho trabajo batear», dijo el manager de Ciego de Avila, Roger Machado, luego de la eliminación de sus pupilos a manos de los Venados de Mazatlán (México). «Creo que tenemos que seguir enfrentándonos a este tipo de béisbol. Y nada, a seguir trabajando, porque no nos podemos cansar de trabajar».
