Por Elsa Ramos
El joven lanzador espirituano Yankiel Mauri retornó a su natal Taguasco procedente de República Dominicana, donde poco pudo hacer para lograr un contrato en las Grandes Ligas
Vencidos los trámites de repatriación, Yankiel Mauris Gutiérrez volvió a vestir el traje de Taguasco. Comenzó así su reinserción en la pelota espirituana como concreción de una de las cláusulas del nuevo acuerdo entre la MLB y la Federación Cubana de Béisbol.
Fue un momento tan ansiado como simbólico. Aunque su equipo ya está sin opciones de acceder a la final del Torneo Provincial que este fin de semana define los boletos, el “Julio Antonio Mella” de su Taguasco natal se llenó: “Esperé con ansias ese momento. Sabía que habían ido allí para verme lanzar y no los hice quedar mal, gané el juego contra Sancti Spíritus. En cinco innings permití solo un hit y ponché a cuatro, pero más que eso, me sentí muy feliz, fue el volver a la tierra que me vio crecer”.
Y le vino el alma al cuerpo, como cuando leyó en República Dominicana el acuerdo. Allí llevaba dos años y ocho meses tras irse en lancha de Cuba. Tenía entonces 20 años y había jugado dos campañas nacionales (2014-2016) con 118 innings lanzados, cuatro victorias, nueve derrotas, siete juegos salvados y 4.19 PCL de efectividad.
“A Dominicana me fui en lancha por Baracoa, hasta Haití, ya todo estaba arreglado. Me fui por lo que se van casi todos los peloteros, por problemas económicos”.
Mas, poco pudo hacer el joven a la espera de un contrato que lo llevara a las Grandes Ligas. “Durante todo ese tiempo estuve en una academia entrenando. A veces coincidí con peloteros de las mayores, corríamos mucho, hacíamos muchas gradas, tirábamos demasiadas pelotas, hacíamos lo físico y también trabajábamos en el gimnasio. Ellos querían que subiera en la velocidad hasta llegar a 95, 96, 97 millas, por eso el trabajo era muy fuerte, pero lo máximo que tiré fueron 94”.
En todo ese tiempo, Mauris solo entrenó y sostuvo algunos topes cuando los scouts iban a verlo. El sueño comenzó a trocarse en pesadilla. “El trato fue bueno sobre todo al principio, pero cuando llevaba un año o más, ya no era igual, allá te tratan como mercancía, buscan un objetivo contigo, a los equipos le piden 1 o 2 millones de dólares y si ven que no van a coger ese dinero, en la medida en que te pasan los años te van apartando.
“Si no sirves te botan, y uno se siente mal porque saliste con un propósito y luego ves cómo te venden por todo Dominicana en 10 000, 30 000, 40 000 dólares. En ese tiempo no me pagaron nada, aunque en la academia me daban todo: ropa de entrenamiento, comida y hospedaje”.
Viraste con las mismas pocas libras con que te fuiste, le digo y responde con una carcajada interminable. “Ja, ja, ja, es verdad, viré igual, es que ya después que tenía en mente virar, no hice más gimnasio, no tomé más proteína, no me inyecté ni nada”.
De que lo tenía en mente parece cierto. Durante la pasada campaña, no había juego de los Gallos que no vieras encendido el bombillo verde de su chat en Facebook, preguntando por los hilos del partido o sus “me gusta” o comentarios sobre lo que tuviera que ver con el que no dejó de ser su equipo.
Y nada, le atacó tanto el gorrión: “Veía todos los juegos de los Gallos, pensaba que en ese equipo hubiese estado yo; me daba mucha alegría cuando ganaban y ya tenía metido en la cabeza regresar.
“Sí me atacó el gorrión. Uno se siente triste, se desanima por dos años y ocho meses sin ver a su familia, eso fue otra de las cosas que me llevaron a pensar en regresar, además de que hablaba con los compañeros de equipo y me decían que regresara, que me extrañaban”.
Apareció la tabla de salvación. “El señor que me entrenaba me dijo que mirara una noticia que había salido y era ese acuerdo entre la MLB y Cuba, entonces me asombré y le dije que no iba a perder más el tiempo, que iba a regresar enseguida y vine sin pensarlo”.
¿Cómo entraste si saliste en lancha?
“Entré por el aeropuerto normal, sin ningún problema, vine al ‘Huelga’ y hablé con los dirigentes de la Comisión Provincial de que me dieran una oportunidad para volver a jugar, que no los iba a defraudar, confiaron en mí y accedieron”.
Y comenzaron a tejerse los nudos del reencuentro. “Cuando llegué a Taguasco se me salían las lágrimas, todo el mundo se puso alegre y que estaban locos porque llegara a Cuba. Cuando entré de nuevo al ‘Huelga’ no me lo creía, estar de nuevo en mi tierra que fue la que me vio crecer como pelotero, es lo mejor que me pudo haber pasado”.
No ha dejado de soñar con las Grandes Ligas, porque “es el sueño de todo pelotero cubano y más ahora que desde Cuba mismo se puede contratar, creo que eso va a permitir que la pelota cubana mejore”.
Este joven pelotero no quiere ni pensar en la aventura que vivió durante ese tiempo que llevó a punta de lápiz. “Nunca haría eso de nuevo, fue una decisión muy apresurada que tomé, no quiero volver a vivir esa experiencia tan mala”.
Con 23 años recién cumplidos, sabía que debía “empezar de cero, ganármela de nuevo, por eso me alegró tanto lanzar en el Campeonato Provincial, aunque al final, ahora es a fajarme en la Sub-23, que el equipo promete este año.
“Siempre fui cerrador, pero voy a lanzar en lo que me pongan, aunque quisiera que me dieran la opción de abrir también. Todo el mundo sabe que las condiciones allá son mejores, pero como en Cuba uno no se siente en ningún lado, con sus amigos, su gente”.