Pedro Álvarez salió del terreno entre blasfemias. Los improperios lanzados por el diestro espirituano parecían no importarle a Javier Camero mientras daba la vuelta al cuadro gozando cada zancada. Con los brazos abiertos miró la bola alejarse hasta desaparecer.
Javier se paró en el home a matar de un zarpaso al equipo que alguna vez defendió. Los supo Álvarez cuando vio como le pegó con tanta rabia a la bola que se perdió por el left field poniendo la varilla a favor del lanzador. Pedro no se lo pensó dos veces y repitió el lanzamiento para pagar el precio más caro posible.
La frustración de los azules tendidos en la grama del Victoria de Girón era evidente mientras el toletero habanero celebró con vehemencia señalando el logo de su nuevo equipo y compartiendo con su nueva afición.
Anglada tenía todo para soñar. Las Tunas inclinaba la rodilla frente a unos toros desbordados al tiempo que los cienfuegueros hacían la labor frente a las avispas. Las cosas no empezaron de la mejor forma y los nervios del comienzo le costaron dos a Bryan Chi. El joven se recuperó y solventó, con más de un sobresalto, su labor hasta el sexto.
Los ceros aparecían en la pizarra a pesar del pésimo control de Chi mientras los capitalinos se acomodaron en el marcador con tres anotaciones en la tercera entrada. La vida parecía sonreirles cuando en el ining de la suerte sacaron a Vladimir García del box y pasaron dos veces más por la registradora. David Mena con par de wilds no podía evitar el daño sin embargo lanzó perfecto hasta esperando la reacción de sus cofrades.
Con la ventaja parecía segura la victoria pero el béisbol, como la vida, es imposible de predecir. Lucía fácil defender la ventaja. Sin embargo los de casa pensaban distinto y se revelaron en el octavo capítulo frente a los envíos de Frank Herrera. Rey Vicente confío entonces en Álvarez y este no pudo evitar el empate.
Increíblemente salió al noveno a completar la decepción. Lo que pudo ser una fiesta se convirtió en el espectáculo desgarrador de ver otra bala perdida, una oportunidad divina que se escapa de entre las manos. Los Industriales regresan al fondo de la tabla amargamente abrazados con los cienfuegueros. La esperanza azul depende ahora de un partido menos, si podrán clasificar los sabe el terreno. Allí estaremos.