Escrito por Tony Díaz Susavila
Para mí es un honor regresar al equipo nacional.
El espirituano Frederich Cepeda, astro del béisbol internacional, asistirá el mes próximo a su cuarto Clásico Mundial (WBC, por sus siglas en inglés). A los 37 años de edad es reconocido como uno de los grandes dentro y fuera de la isla que lo vio nacer.
JIT se acercó al ambidextro en el estadio Latinoamericano, donde por estos días se prepara con la vista puesta en el estadio Tokio Dome, sitio en el que Cuba debutará el 7 de marzo frente a la armada nipona, monarca de las dos primeras ediciones del evento y bronceada en la última.
¿Cuánto representa estar en esta cita después de haber jugado en el béisbol japonés?
Para mí es un honor regresar al equipo nacional. Este será mi cuarto Clásico. El 2016 fue un año muy duro. Regresé lesionado de la Liga Japonesa, en la que estuve dos años con los Gigantes de Yomiuri, y debí operarme de una rodilla y solo 15 días después del codo derecho, en que me hice la conocida cirugía de Tommy John*.
A los cinco meses de esa última comencé a jugar y tuve una pequeña recaída (inflamación) que me hizo parar, pese a que estaba bien a la ofensiva. Después de dos meses de descanso volví y me siento muy bien.
¿Que opinión tienes de Japón, único equipo que siempre ha estado en el podio con par de títulos y un tercer lugar en la historia de los clásicos?
El béisbol japonés es grande, su liga bien fuerte junto a la estadounidense y la coreana. Es un béisbol muy exacto, con gran organización y excelentes talentos salidos de la cantera de República Dominicana, Estados Unidos y otros países de América.
Allí es fuerte desde el entrenamiento hasta el juego. Es rápido, hay bateadores de fuerza y con un pitcheo de lo mejor del mundo. Los lanzadores dominan más de cinco lanzamientos.
En los clásicos, eres el líder de Cuba en hits (31), jonrones (5), extrabases (13), impulsadas (23), anotadas (17) y boletos (5). ¿Qué llevas a esta edición?
He hecho una buena preparación, más personalizada, pues ya no tengo 20 años. Y sumo la experiencia de haber estado más de 15 veces en la selección nacional y dos en Japón. Llevo consagración al deporte, deseos de competir en la final, entrega a mi trabajo, a mi profesión, y el empeño porque todo salga bien.
Cuando comenzaste a jugar pelota no había nacido Yoelkis Céspedes, el más joven de este equipo. ¿Cómo ves la nueva generación de peloteros cubanos?
Es muy buena. En Cuba salen y seguirán saliendo excelentes talentos, como ocurre con el fútbol en Brasil y Argentina. Sucede que hay un éxodo de peloteros hacia el extranjero que, por ejemplo, se están viendo en torneos regionales como la Serie del Caribe. Si ahora en Grandes Ligas hay el mayor número de peloteros cubanos de la historia no es por gusto. Todos esos se formaron aquí, donde hay una pelota de respeto. Aunque pasen los años siempre habrá talento.
¿A qué crees se deba la poca presencia de ambidextros en la pelota cubana?
Formar un pelotero es trabajoso. Soy zurdo solo para batear. A muchos se le hace difícil hacerlo todo doble, lo mismo al pelotero que a quien te entrena. En mi caso tuve a mi padre como entrenador y eso me ayudó. Si no tienes resultados siempre viene alguien que te dice «quédate con tu mano», o sea batea solo a la derecha en mi caso. Yo revertí eso en honor a mi papá y le cambié la mente a los que me exigieron mantenerme solo derecho.
Eres un gran discriminador de lanzamientos. ¿Qué ejercicio le recomendarías a los ansiosos en el cajón de bateo?
Lo primero es creer en lo que haces durante las prácticas. Es muy importante en todas las etapas el batintín, o el soporte de bateo como se le dice, porque es una bola estática y la puedes poner en la posición que quieras y pegarle para donde desees. El pitcheo a corta distancia con diferentes lanzamientos es otra variante. Siempre digo que es como manejar: empiezas mirando los pedales, porque no sabes dónde están, y después lo haces con los ojos cerrados.
¿Qué representa para ti el japonés Sadaharu Oh?
Cuando tenía 11 años fui a Japón a una Feria Mundial de Béisbol. Viajaron también Serguei Pérez (Industriales) y Luis Miguel Navas (Santiago de Cuba). Me hice una foto con Sadaharu y al regreso me dieron más elementos sobre quién era. Me impresionó y lo tomé como ídolo. Después hemos creado una amistad. Siempre que voy a Japón conversamos. Fue un gran pelotero y es una gran persona.
¿Has pensado retirarte tras el Clásico?
No.
Llegado el momento del adiós… ¿Trabajarías con niños, dirigirías a Sancti Spíritus hasta llegar al Cuba, o simplemente te dedicarías a otros quehaceres alejado del béisbol?
Cuando llegue te digo, pero sí te puedo adelantar que no voy a dirigir.
Eres multirrecordista absoluto del Clásico, y esas estadísticas crecen en cada salida tuya. ¿Cuál de ellas prefieres?
Todas, pero quisiera una que no es récord y cambiaría por todas esas: ser campeón.
Nota:
*En 1974 el pítcher de los Dodgers Tommy John sufrió una lesión en el ligamento colateral medial del codo. El médico del equipo, Frank Jobe, decidió intentar algo que había practicado durante la guerra: sustituir ligamentos destrozados por otros del cuerpo que son “prescindibles”. El doctor Jobe lo reemplazó por un tendón del antebrazo y funcionó. Tommy John jugó hasta 1989.