Por Osviel Castro
Sin demorar ni un instante, Carlos Manuel Martí Santos, el veterano timonel de los Alazanes de Granma, aceptó el duelo.
Él sabía que la conversación no surcaría aguas de gloria, porque el equipo que dirigió en esta serie se precipitó por un barranco de deficiencias hasta caer al lugar 13 de la tabla de posiciones, un puesto impensado para el campeón de los dos últimos torneos nacionales de pelota.
Pero el director-historia de los granmenses- no eludió ningún asunto ni se refirió a las estrellas de la suerte. Reconoció errores, asumió la responsabilidad en la debacle, habló con pasión de la pelota y tocó aspectos que sobrepasan el terreno de juego.
Cuando le preguntamos cuánta culpa tuvo el cuerpo técnico en el desenlace final, fue directo y, mirando a los ojos, dijo: “La dirección tiene toda la culpa. ¿Vamos a decir ahora que es de fulano, que se lesionó; o de mengano, que no estuvo bien? Cuando Granma ganó, triunfó la dirección del equipo junto a sus peloteros y si en este torneo no estuvo bien, la falla principal fue del cuerpo técnico, empezando por mí. Ese es el análisis porque debemos ser autocríticos”.
Se ha dicho que la preparación fue la misma de pasadas campañas. Mas, ¿cómo pudo una selección mermar tanto de un año a otro?
– Han existido cuestionamientos al respecto. Considero que el grupo de entrenadores, que es el mismo de los dos últimos campeonatos, aplicó el mismo sistema, con pequeñas variantes que se introducen de una temporada a otra. Nadie puede pasar por alto las lesiones: Roel Santos se perdió 33 juegos, Yoelkis Céspedes 19, Yulián Milán 12 y Leandro Martínez estuvo ausente en cuatro rotaciones. Y, aparte de eso, no contamos con Hubert Sánchez, el receptor titular de las dos series pasadas, también lesionado.
“Quien conoce de pelota sabe que sin un buen cátcher no se puede aspirar a muchas victorias. Y en esa área tenemos hoy un gran déficit en la provincia, estamos graves. Granma nunca ha importado peloteros, pero tal vez sería prudente hacerlo en la receptoría hasta que maduren nuestros atletas.
“Todos saben que el equipo se ha caracterizado durante mucho tiempo por el bateo, especialmente el de fuerza, y en este año estuvo anémico, con apenas 14 jonrones. Quizás, quizás… porque no puedo asegurarlo, haya incidido el hecho de que varias de las figuras principales se han pasado tres años sin parar de jugar. Solo Carlos Benítez, quien estuvo con molestias físicas buena parte de la serie, mantuvo un gran rendimiento.
-¿Pudieron los dos títulos seguidos haber creado en los jugadores un exceso de confianza para encarar el campeonato?
– No creo, desde mi punto de vista, hablando en frío, que los atletas se hayan confiado. No lo veo así. Simplemente, el trabajo fue malo y entiendo a todos los que están decepcionados; un campeón no puede quedar en el lugar 13 entre 16 equipos. Hay que revisar todas las deficiencias de esta serie para volver a planos estelares.
-Varios comentarios indican que la exclusión del coach de primera, quien es del municipio con más regulares, influyó en el desempeño del conjunto.
– En primer lugar, no tengo nada que ver con que el municipio haya excluido al coach. En segundo, un coach, aunque tiene importancia, no es determinante. En cualquier deporte los más importantes son los que están dentro del terreno como protagonistas.
-Hoy más que nunca se está empleando en el béisbol la sabermetría, que, entre otras cosas, ha dado lugar a formaciones especiales para muchos bateadores. Sin embargo, llama la atención que la selección de esta provincia parece seguir jugando a la antigua. ¿Por qué no se emplean estos instrumentos?
– Yo creo en la ciencia y en la sabermetría, pero cuando usted tiene los datos confiables para hacerlo. Mira, eso se usa en las Grandes Ligas o en la liga japonesa con muestras de muchos turnos al bate y así se genera un porcentaje confiable, pero 10, 20 u 80 comparecencias al cajón no son muestras seguras. Cada día antes del juego damos un mitin en el que explicamos las principales características de los contrarios; sin embargo, sucede que todavía a muchos de nuestros lanzadores les falta comando en los pitcheos y así no se deben utilizar formaciones especiales.
-Un cuestionamiento a Carlos Martí es que peloteros de muchas series tuvieron más oportunidades que jóvenes supuestamente en ascenso. Se hablado, con insistencia, por ejemplo, del empleo de Marcos Fonseca por encima de tales figuras noveles. ¿Qué justificación tiene?
– La justificación es que esas figuras no juegan en los jardines, que fue la posición donde mayoritariamente ubicamos a ese atleta. En lo personal, no tengo nada a favor o en contra de él. A veces la afición o alguien específico se gira para un atleta y olvida que Wilfredo Sánchez y Miguel González, torpederos ambos, también tuvieron que jugar los jardines por necesidad. Incluso, tuvimos durante muchos partidos como center field a Daniel López, que se desempeña naturalmente en el cuadro. Veo a varias jóvenes con perspectivas, pero a otros sin perspectivas y sin aptitudes para llegar a algo en el deporte.
-¿Qué factores extradeportivos conspiraron contra la escuadra?
-Ya he dicho que no caben las justificaciones, aunque debemos reconocer que hizo un solo chequeo de emulación, algo que estimulaba a los peloteros; desapareció el sistema de apadrinamiento y de reuniones constantes con el equipo. Desde que empezamos a perder con Holguín, casi arrancando la temporada, se esfumaron los mecanismos de incentivo usados en otras ocasiones. Cuando uno está enfermo en el hospital quiere que lo vayan a ver más que cuando uno se encuentra disfrutando de un carnaval.
-¿Será capaz la selección granmense de revertir la situación de este certamen?
– Claro que es posible. Con todos los problemas mencionados de ausencias y de lesiones, baja ofensiva, una defensa mala y con un pitcheo que le batearon 310, ganamos 18 choques. Creo que el área fundamental de un equipo es el pitcheo y en el territorio hay varios muchachos que tienen condiciones para convertirse en buenos lanzadores y ayudar al equipo. Otros ya terminaron su ciclo y deben dar paso a figuras nuevas.
-¿Será capaz la selección granmense de revertir la situación de este certamen?
– Claro que es posible. Con todos los problemas mencionados de ausencias y de lesiones, baja ofensiva, una defensa mala y con un pitcheo que le batearon 310, ganamos 18 choques. Creo que el área fundamental de un equipo es el pitcheo y en el territorio hay varios muchachos que tienen condiciones para convertirse en buenos lanzadores y ayudar al equipo. Otros ya terminaron su ciclo y deben dar paso a figuras nuevas.
-Desde la instauración de la nueva estructura ha dirigido cinco veces y esta será la primera ocasión que verá los toros desde la barrera. ¿Qué pasa por la mente y el corazón de Carlos Martí?
-Lo primero es que uno tiene vergüenza y a veces hasta le da pena salir a la calle porque el trabajo no se cumplió. Fue un año para el olvido, no pasamos siquiera a la fase de comodines, que era la que parecía asequible, teniendo en cuenta el material humano disponible. Quisimos hacerlo con el mismo amor de siempre, pero no se pudo y le pedimos al pueblo que nos disculpe.
-Conversando del futuro, ¿existe la posibilidad de que Yordanis Samón juege de nuevo con Granma?
-Fue Samón el que manifestó su deseo de estar “con un equipo grande” y se marchó. La suerte no lo acompañó. ¿Tendré la mente tan estrecha para dejar de reconocer que es un tremendo bateador? Ah, todo el mundo ha visto cómo lo hace cuando juega contra Granma, que se quiere comer la pelota. Otros se fueron para Francia o Estados Unidos y no pasó nada; así que si Samón regresara sería el cuarto bate y designado, porque no tengo nada en su contra. Nunca lo he humillado. Estuvo en el equipo que dirigí en los Juegos Centroamericanos y la vida siguió.
-¿Existe aquí una cantera de managers, personas que puedan conducir a Granma a un campeonato? Se lo pregunto porque solo hemos tenido ocho directores a lo largo de la historia.
– Por supuesto. Hay varios, gente preparada, con conocimiento y capacidades. Quien asuma este puesto debe entregarse por completo. Si te digo algo: resulta necesario para el futuro inmediato que la familia de la pelota en Granma este más unida y que se eliminen todas las divisiones que nos hacen daño.
-¿Dirigirá de nuevo el año que viene?
– Soy un soldado del deporte. Si me ponen: bien. Y si no me ponen me quedo aquí en mi casa. Eso no lo determino yo ni le digo a nadie que me ponga a dirigir. Si viene otro va a seguir la pelota, que es lo más importante. Sí te puedo decir, sin ninguna inmodestia, que trato de hacerlo lo mejor posible, de acuerdo con mis capacidades, no solo para quedar bien conmigo sino para tratar de que el pueblo tenga alegrías. He estado en esto durante 48 años y yo mientras viva, dirija o no, voy a seguir enamorado de la pelota.