Por Oreidis Pimentel Pérez
Su visita fue fugaz, casi furtiva, porque cuando se está lejos la añoranza crece y las inquietudes familiares necesitan del apoyo, justo cuando un receso laboral lo permite.
Cuando muchos preguntan por el paradero del director Miguel Borroto, este es ahora el quinto hombre de los Piratas de Campeche, el encargado del scouteo de esa novena profesional en los campos de entrenamiento de los Cañeros de Los Mochis, una plaza parteaguas de los contratos rentados en México, con destino a las Grandes Ligas.
“Ya en México hemos vendido 16 jugadores a MLB, una tarea donde he tenido la suerte de encontrar a muchos amigos, primeras figuras en Cuba, como Pedro Pérez, el doctor Eduardo Martín, Pedro Medina, Benito Camacho, ‘Curro’ Pérez, Jesús Bosmenier, Jesús Manso, Servio Borges y Pedro Luis Lazo. Pudiera decirte que estuve en una escuela de profesores cubanos viviendo en México, conviviendo, intercambiando sobre el béisbol moderno”.
—Entonces, ¿por qué tantos conocimientos y experiencias no se ponen en función del béisbol cubano?
—No hemos regresado porque no nos han llamado. Lo ha dicho la prensa, ¿cómo si estamos fuera podemos revertir el déficit de pitcher preparadores, relevistas y cerradores?
LOS BORRONES DE BORROTO
Ahora cuando tirios y troyanos debaten si es necesario un mesías para la pelota camagüeyana o adolecemos de la falta de talento, Borroto es una voz autorizada entre el pasado y el presente. Lo inobjetable es que es el director más ganador de todos los tiempos en la pelota agramontina, uno de los mejores para la IBAF en las categorías inferiores, pues es bicampeón panamericano 15-16 y bicampeón mundial juvenil.
Hablamos de sus inicios, desde Mamanantuabo, de cuando pasó del atletismo infantil a la pelota, de cómo se convirtió en presidente de la FEEM por ocho años y ya en el “Fajardo” la revolución en el béisbol, impulsada por el Comandante Fidel con el joven Servio Borges, hizo que lo trajeran a dirigir a Camagüey paralelo a sus estudios.
“En mi primer año como manager perdí los primeros 15 juegos, coeficiente pésimo. Me dieron 19 novatos, era una vorágine sin Eusebio Cruz, Gaspar Legón, Vicente Díaz, y querían que yo sacara a Sarduy, a Oscarito Romero y a Sandalio Hernández. No acepté del todo y Sarduy me jugó cinco años más, capitán del equipo, bateó por encima de 300 todo lo que pudo.
En 1980 sustituyó a Miguel Cuevas, quien lo había hecho por Carlos Gómez, y poco después mezclaba a los avileños en la Selectiva: “Tenía a Roberto Pérez, que bateaba 400, a Moa y a O’Relly, todos en primera y me las ingeniaba. A Roberto lo envié al right, hablé con Alejo O’Relly y me pidió ser designado. Me las arreglaba psicológicamente. Hice un Camagüeyanos que obtuvo un tercero, dos cuartos, cuando éramos la novena de menor calidad en la Selectiva.”
—En los 90 éramos el tercer equipo más ganador de esa década, pero siempre fallaban los juegos clave contra Santiago ¿qué sucedía?
—Santiago de Cuba era un equipo excepcional. En esos momentos usted hacía una selección de Cuba y no era capaz de ganarles. Hay algo que quiero que sepa el pueblo, Pacheco no era capitán, era casi el manager. En esos títulos de la Aplanadora Pacheco profundizaba en la dirección, tener un capitán así era un lujo. Tenían por lo menos cinco cuartos bate, eran invencibles. Llegamos a estar contra ellos en un séptimo y una vez en un sexto juego, sin embargo paseaban la distancia. Yo diría que teníamos fatalismo geográfico, en esos momentos si se combina lo vivido desde hace cinco años, que tomas seis refuerzos, creo ganábamos, porque a ellos no le cabían sustitutos, y nosotros hubiéramos reforzado en pitcheo y con tres bateadores. Hoy hay balance, pero es importante recordar que cuando pasaban dos por Oriente y dos por Occidente, nosotros clasificamos con Santiago, también Pinar y Habana y nos metimos en un tercer lugar con Humberto Bravo como cuarto bate y Ferié quinto.
—Tal vez su decisión más polémica fue soltar a Vicyohandri Odelín en el tercer juego del play off 2001 ¿Por qué lo hizo?
—Quiero que escribas esto: cuando mi equipo se cruzó para saludar a los santiagueros, tras nuestras dos victorias, Pacheco me dijo ‘Borro, van a ser campeones, yo no voy a Camagüey, pues me duele la cintura’. Kindelán me dijo: ‘es tu año’.
“Cuando llego al hotel Balcones del Caribe decidí retirar al equipo cuanto antes. Hablé con el gerente del Hotel Florida, para no venir para Camagüey, ser anónimo. Sin embargo, Fidel habló en la Mesa Redonda sobre las derrotas de Santiago y entonces el secretario de allá, Robinson, me dijo que no me fuera porque el Comandante había hablado con Salvador Valdés Mesa. La zafra no se cumplía hacía tres años, había que aprovechar la alegría con la pelota, hacer trabajo político. Tanto fue así que detuvieron la serie cinco días, hasta después del 1ro. de mayo.
“Julita Osendi dijo que ‘nos creíamos campeones sin haber ganado’, por el recibimiento en Guáimaro, yo no quería ni dar declaraciones, pero no se tomó una cerveza allí. Kindelán me dice ‘ponga a Viyo que si nos gana yo no juego más, pero si les ganamos el tercero les ganamos el play off, pues los peloteros de Camagüey han hablado mucho’.
“Si nosotros hacemos lo que yo quería, tal vez hubiéramos ganado tiempo y sus mejores hombres no hubieran venido. Viyo me dijo que si no lanzaba ese tercer juego no lanzaba más, yo le hice una prueba de ataque y conté con su disposición, pero esa noche no perdimos por él. Landy da rolling y Pierre se tira, cuando lanza a primera no hay doble play, pero Ulacia no anotó. Yo era coach y le había dicho ‘te vas con lo que sea’ y cuando Pierre volvió a la almohada le dijo ¡Eh!, qué tú haces aquí, si te di por anotado. Son pequeños detalles.
“De la Plaza de la Caridad nos llevaron para la Ecoing 15, pero es mentira que se tomara alcohol, solamente malta y refresco, incluso solo agua mineral en una reunión con la prensa en el cabaré del Puerto Príncipe. Se llenó el espacio frente al hotel con carros estatales y la gente decía que era una fiesta. Esa es la historia, cuando casi ganamos”.
EL REGRESO
—Hay una etapa sin Borroto, retorna en el 2007 y reflota al equipo a un play off…
—Me llaman de la dirección del Partido: ‘tienes que venir, Ulacia tuvo un accidente’. Y ese año Elier Sánchez estaba dominando. Se había hablado de los novatos, si estaban dando nueve ceros podían seguir, sin embargo, la Comisión Nacional se apareció con lo de 100 lanzamientos y perdimos por tubey de Meriño, porque Campillo no era relevista.
—La patada de Mustelier es parte del juego, pero yo estaba dirigiendo con mi hija hospitalizada, ella había perdido un hijo. Se lo conté a Pacheco y él casi llora, como caballero ayudó a llamar para resolver una biopsia. Esa era la cuarta vez contra Santiago y me quitaron a Elier; Pacheco no reclamó eso, pero nos afectó.
—¿Cuál era el truco con las categorías inferiores?
—Creo que no tengo, lo que sucede es que por encima de todo hay que ser amigo del joven. Paradójicamente es más fácil hacerse entender por un adolescente que por un adulto. Como la vida me preparó en cargos estudiantiles yo lograba tener resultados en esas edades. Primero, la Comisión Nacional me daba una preselección y no se las aceptaba, yo los seleccionaba. Entre 1991 y 1994 estuve en Ecuador, por un convenio con Cubadeportes, y desde allá me asignaron la responsabilidad para Mazatlán ‘94, después de perder Cuba cuatro campeonatos 15-16 y yo gané los 19 juegos del evento ¿Cómo? En Sancti Spíritus hice mi equipo e incluí, contra otros criterios, a Eliécer O’Connor, a la postre champion bate. Tres mundiales que gané se llaman Joan Carlos Pedroso, único mundialista juvenil dos veces elegido mejor jugador; para mí es un patriota, lo vi en la liga mexicana con Los Mochis.
—El hombre más capacitado en la preparación de esos equipos fue Daniel Menéndez Miñoso, me ayudó siempre. Me daban cuatro cupos en el cuerpo de dirección y siempre llevé dos entrenadores de pitcheo, al ‘Curro’ Pérez, al espirituano Ramos y yo coacheaba para ahorrar un puesto”.
—¿Qué podría suceder si te vuelven a llamar, como muchos piden, para dirigir algún día a Camagüey?
—Toda la vida he estado dispuesto, siempre que el Partido me llame, jamás vendría por el Inder. El peor defecto de Camagüey es no tener continuidad de un manager ganador, me sustituyeron cuatro veces y las cuatro me mandó a buscar el Partido.
—México ha sido una universidad en la que tengo al béisbol moderno, de la MLB; me autoanalizo y creo hubiese dado campeonatos si hubiese sabido lo que hoy.
“En mis tres primeros años como director de Serie Nacional, el secretario del Partido Lázaro Vázquez le decía a Juan Antonio ‘ocúpate de los servicios y de la pelota, la zafra es mía’. Y por tres años convocó a El pueblo pregunta, Borroto responde, después de cada serie, en la Plaza de la Revolución. Me aconsejaron pasara siempre por República, hasta la terminal, por donde los limpiabotas, y escuchara al pueblo, que no se equivoca, y los lunes también despachaba con el Consejo de Administración.
“La pelota es patrimonio del pueblo, no es del Inder, está por encima de él. La pelota tiene que ser apoyada por la dirección política, solamente así lograremos resultados”.