La segunda campaña de Andy Martín en el béisbol japonés dejó más sombras que luces y no lo puso en posición cercana a debutar en la NPB y brillar en ese escenario, tal y como hiciera hace unos años su hermano Leonys. Su desempeño con la sucursal de los Marinos de Chiba Lotte en la segunda división nipona marcó un notable retroceso respecto a lo hecho hace un año.
Esta vez jugó más partidos (49 vs 33), pero sus indicadores fueron a menos en casi todos los departamentos. Ello se hace manifiesto desde que repasamos su average, de apenas .203 (79-16), bien lejos del favorable .278 (79-22) exhibido en 2024.
Anotó siete carreras y remolcó diez, con la misma cifra de extrabases de la edición previa, ocho, ahora repartidos en cinco dobles, dos triples y un batazo de vuelta completa. En el robo de bases su efectividad fue del 50 %, con dos hurtos en cuatro intentos.
Andy Martín no pudo repetir sus números positivos del 2024 en Japón
Un elemento totalmente negativo, y a la vez alarmante, fue su correlación entre boletos y ponches, con solo tres pasaportes gratis recibidos y una excesiva cantidad de 30 “cafecitos” tomados, a promedio de uno cada 2.6 turnos legales.
Con esos antecedentes era lógico esperar que sus numeritos en OBP (.229), slugging (.354) y OPS (.583) fueron pobres, con una reducción evidente comparado a lo acumulado en el 2024 (.337/.405/.742). A día de hoy una posible promoción a la NPB de cara al futuro cercano luce utópica e incluso su permanencia en el béisbol japonés pudiera no estar garantizada.
Recordemos que, generalmente, los equipos nipones cuando contratan a un bateador latino esperan una buena producción ofensiva, sobre todo de largo alcance. Lamentablemente Andy no ha podido aportar mucho en ese aspecto y firmó un 2025 con pocos elementos a rescatar.



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