Por Aliet Arzola
Los fanáticos del deporte pueden llegar a ser las personas más ambiciosas del planeta, incluso más que los propios atletas. Los aficionados siempre están pendientes de las marcas, obsesionados con la posibilidad de que los jugadores mejoren y mejoren sus números, de que exploren los límites de su capacidad.
Por eso no es de extrañar que muchísimos seguidores de Alfredo Despaigne ya se estén cuestionando si será posible que el sluggergranmense llegue y supere la barrera de los 500 jonrones en su trayectoria, luego de que sobrepasara la marca de 400 vuelacercas este viernes.
Al ser interrogado sobre la posibilidad de alcanzar el medio millar de cuadrangulares, Despaigne dijo a OnCuba que no piensa en eso y que, como es lógico, no sabe si logrará llegar tan lejos.
Ciertamente, le queda un camino por delante repleto de complejidades, pero, con 32 años, el granmense parece tener todavía combustible en el tanque para perseguir la mítica cifra.
Durante su etapa en las Series Nacionales, Despaigne ha pegado 257 vuelacercas, incluyendo ahí un par de estacazos en las extintas Super Ligas. En total, necesitó 3 489 veces al bate, para una frecuencia sobrenatural de 13.6 turnos oficiales por cada cohete de vuelta completa.
En Japón, aunque la calidad de los lanzadores es superior, el slugger ha mantenido el ritmo, con un jonrón cada 15.7 veces, media que mejora a estelares del circuito nipón como Yuki Yanaguita (138 jonrones desde el 2014-frecuencia de 17.4), José López (146-17.5), Nobuhiro Matsuda (146-18.5) o Tetsuto Yamada (173-16.4).
Si bien el curazoleño Wladimir Balentien (144-13.6), los estadounidenses Brandon Laird (148-14.6) y Brad Eldred (109-13.3) y los japoneses Hotaka Yamakawa (106-10.6) y Yoshitomo Tsutsugo (167-15.1) superan la frecuencia del cubano, este no se encuentra lejos de sus promedios.
Estos números nos hacen pensar que Despaigne no ha entrado en regresión, ni siquiera después de cinco años en el lejano circuito asiático, donde ya todos los rivales lo han estudiado en profundidad.
En teoría, esa curva descendente del antillano no debe demorar mucho, pero todavía tiene un margen considerable en el tope de su capacidad. Por ello, siguen elevadas las expectativas de sus fanáticos, quienes seguirán contando en silencio todos sus jonrones.
Aunque todavía es una meta lejana y prácticamente inaccesible para la mayoría de los peloteros del planeta, pensar ahora en los 500 estacazos está permitido, teniendo en cuenta que Despaigne cuenta con el talento, la calidad, el poder y una gran ética de trabajo.
El cubano es un claro ejemplo de constancia. Ha sido siempre muy serio con sus rutinas, se ha superado en cuanto a disciplina y selección de pitcheos, y ha logrado identificar y apegarse a las demandas de su puesto. Hoy, el 54 no hace más de lo que le toca y esa es una virtud poco común entre los peloteros cubanos.
Por otra parte, físicamente sigue siendo una roca, más allá de que muchos hayan interpretado su peso corporal como una señal de descuido.
A pesar de tener unos kilos de más en varias ocasiones, Despaigne se ha manejado muy bien en el plato, y ha demostrado que puede dominar tanto el endeble pitcheo cubano como las exigencias de Japón, una liga superior en todos los órdenes monticulares, desde velocidad y control hasta variabilidad y profundidad de los repertorios.
Su carrera por llegar a los 500 tendrá en vilo a Cuba, que antes también estará pendiente de la ruta de José Dariel Abreu por conseguir los 400 vuelacercas, algo que debe suceder, probablemente, en un par de años.
Actualmente, el inicialista de las Medias Blancas de Chicago suma 342 batazos de vuelta completa, de ellos, 158 conseguidos en el béisbol de Grandes Ligas. Durante su trayectoria en la Isla, en diez campañas despachó 184 pelotas más allá de los límites, con frecuencia de un jonrón cada 14.6 turnos oficiales.
También va tras esa meta el granmense Yoennis Céspedes (anda por 340 en total, 177en Cuba y 163 en MLB), pero sus recientes problemas de lesiones han reducido considerablemente sus opciones. Si logra regresar en su mejor forma y mantenerse saludable en el campo, al menos por otras tres temporadas, puede llegar también a 400 jonrones.
En la historia de las Series Nacionales, solo Orestes Kindelán (487), Lázaro Junco (405) y Omar Linares (404) sobrepasaron la barrera de los 400 cuadrangulares, mientras en las Mayores de Estados Unidos, lo consiguieron Rafael Palmeiro (569) y José Canseco (462), aunque ambos están vinculados a escándalos por uso de esteroides.