Por: Michel Contreras
Después de varias temporadas de discreto rendimiento ofensivo, Víctor Víctor Mesa vive un año esplendoroso que, 81 juegos después de la arrancada, lo coloca en el décimo peldaño de los mejores bateadores de la Serie Nacional 56.
Al momento de escribir estos párrafos, el primogénito del controvertido manager yumurino anda por .348 de average, con slugging por encima de .500 y OPS de .915. Y si de lideratos se habla, es segundo en materia de triples con 5 y primero en robadas con 37, más que las logradas colectivamente en la segunda etapa por todos los cuadros que aspiran a estar en los play offs, incluido el suyo.
Lejos parece haber quedado ya la época en que el muchacho, entonces más delgado e inexperto, sufría lo indecible para anclar en la inicial. Véamoslo a través de cifras: antes de ahora, un ponche cada menos de seis turnos; actualmente, uno cada 13.5 visitas al cajón. Antes, casi cien puntos menos de OBP. Hoy, cerca de un centenar por arriba de su promedio histórico con el madero al hombro.
Ha mejorado, y quien no quiera verlo será ciego o se estará guiando por una carta de navegación obsoleta. No se me olvida que hace poco más de un año, el conocido experto Ben Badler, de Baseball America, lo ubicó en el Top Five de su ranking de peloteros cubanos que aún jugaban en el campeonato de casa. Sus números de 2016 están apuntalando aquel criterio.
Con solo 20 abriles, Víctor Víctor da la impresión de haber comenzado el conteo regresivo que antecede al despegue de las naves. Es veloz, tiene uno de los pocos brazos respetables del outfield insular, se desplaza con seguridad por la pradera ancha y, de súbito, le ha cogido ‘el gustico’ a batear. ¿Algo más se le puede pedir? Si acaso, unas respuestas…
¿A qué se debe tu salto de calidad al bate?
-Siempre dije que poco a poco me iría habituando, empecé muy joven y ahora en mi quinto año ya he alcanzado más madurez para batear. Las cosas me están saliendo bien.
¿Te sientes totalmente repuesto del problema en el brazo?
-Estuve alrededor de un año fuera de la pelota por una lesión grave pero trabajé fuerte en el restablecimiento, hice mucho dumble, pelota medicinal y esas cosas… Este año he recuperado la forma óptima, sin dolor alguno, pero mantengo el ejercicio sistemático para evitar que el problema se repita.
¿Te has propuesto imitar a tu padre como estafador de bases?
-El año que más había robado fue el de mi debut, cuando lo hice 13 veces. Después de eso no pude volver a conseguir algo similar, y antes de esta temporada mi padre y un amigo me dijeron que podía robarme 20 bases y promediar .300 en el mismo campeonato. Entonces interioricé eso y ya ves cuántas tengo.
¿Crees que terminarás formando parte del equipo al Clásico Mundial?
-No me siento asegurado en el equipo porque hay bastante competencia, pero sí siento que tengo posibilidades. Lo importante es seguir haciéndolo bien y si estoy en la nómina final, me sentiré enormemente feliz.
Y Matanzas, ¿podrá ganar por fin?
-Estamos bien. Hubo un bache que ya quedó atrás y ahora tenemos que apretar las tuercas para los play offs, donde habrá que batirse y alcanzar por fin el campeonato que se nos ha escapado en estos años. ¿Qué si podemos? Claro que se puede.